Historietas
1ª Cierto Cansancio
He visto algunos monumentos
erigidos a los titanes,
a los burros de la energía.
Allí los tienen sin moverse
con sus espadas en la mano,
con sus tristes caballos.
Estoy cansado de las estatuas.
No puedo más con tanta piedra.
Si seguimos así llenando
con los inmóviles el mundo,
¿cómo van a vivir los vivos?
Estoy cansado del recuerdo.
Quiero que el hombre cuando nazca
respire las flores desnudas,
la tierra fresca, el fuego puro,
no lo que todos respiraron.
Cierto Cansancio
(Fragmento del Poema)
Pablo Neruda
2ª Entra en el juego
3ª Esa sombra que no soy
_ Busca mi paso, Elipo. Como sabes, es verde, elegante y tembloroso. No puedo ir yo mismo a buscarlo porque no logro moverme.
_ ¿No te lo habrás dejado olvidado en algún armario? O no te lo habrá escondido tu mujer para que no vayas a la taberna?
De todas formas el detective se puso a espiar a todos los peatones que caminaban por Olabe, por si alguno llevaba un paso de más o que no correspondiera a sus pies.
El hombre que se perdió a trozos
(Fragmento)
Jesús Ballaz
4ª Instante
5ª Humo
¡Sombra de humo cruza el prado!
¡Y que se va tan de prisa!
¡No da tiempo a la pesquisa
de retener lo pasado!
Terrible sombra de mito
que de mi propio me arranca,
¿es acaso una palanca
para hundirse en lo infinito?
Espejo que me deshace
mientras en él me estoy viendo,
el hombre empieza muriendo
desde el momento en que nace.
El haz del alma te ahuma
del humo al irse a la sombra,
con su secreto te asombra
y con su asombro te abruma.
Sombra de Humo
Miguel de Unamuno
6ª No te salves
No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo
pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.
No te salves
M. Benedetti